A mediados del siglo XVI tuvo lugar el período más sangriento de la historia del Japón. Entre los señores de la guerra que lucharon por la supremacía surgieron tres grandes hombres. Sus personalidades, tan singulares como divergentes, han sido recordadas a través de los siguientes versos: ¿Qué hacer si el pájaro no canta?
Nobunaga responde: «¡Mátalo!»
Hideyoshi responde: «Haz que quiera cantar»
Ieyasu responde: «Espera».